TUENTI

Queen of Darkness

ALIADOS EN LA OSCURIDAD

martes, 2 de febrero de 2010

Capítulo 9

*NATALIA*
Llegué a casa chorreando agua, mezcla de lluvia y lágrimas. Eran las nueve, empezaba a anochecer.
Nada más abrir la puerta vi a Ana y a Sara sentadas en el sofá, mirándome con tristeza y preocupación. Pensé que sería por mi aspecto, pero entonces se levantaron y me abrazaron.
- ¿Qué ocurre?
- ¿No te has enterado? –preguntó Ana, como si no fuera evidente.
- Pensábamos que estabas triste por eso.
- He discutido con Aarón. ¿De qué me tengo que enterar?
- Natalia… -empezó Ana.
- ¿¡Qué!? ¡Suéltalo ya joder!
- A Aarón lo ha atropellado un coche. –completó Sara.
- Hace media hora que está en el hospital, inconsciente.
Sentí que mi cuerpo ya no me respondía. Se me doblaron las rodillas y caí al suelo.
Desperté dos horas después en el hospital, me había dado un golpe en la cabeza.

*ANA*
Estábamos en el hospital al lado de la cama de Natalia. Por fin se despertaba.
- ¿Qué ha pasado?
- Te desmayaste y te diste un golpe en la cabeza. ¿Qué tal te encuentras? –quise saber, pues su aspecto no era muy bueno.
- Bueno, me duele la cabeza, pero seguramente Aarón esté mucho peor que yo.
- ¿Entonces te acuerdas? –le preguntó Sara.
- Claro, el golpe no me ha hecho olvidarlo. ¿Qué tal está?
- Bastante mal. Sigue inconsciente. –le confesé, no quería engañarla.
- Quiero verle.
- No puedes. Tienes que descansar.
- Además no creo que seas bienvenida allí. Están sus amigos y su novia. –dijo Sara, siempre tan directa.

*ANABEL*
Había dejado a mi novio tirado en la carretera después de atropellarlo. Me sentía mal por ello, pero no quería que me reconocieran sus amigos, que se encontraban allí cuando ocurrió el accidente. No podían saber que era yo la conductora, ni de dónde salía.

Mientras guardaba el coche en el garaje, había recibido una llamada de Eduardo diciéndome lo que le había pasado a Aarón. Siempre había sido buena actriz, por lo que no me había resultado muy difícil aparentar sorpresa y tristeza.
Cogí el autobús un rato después para ir al hospital.

Cuando llegué no pude evitar entristecerme, esa vez de verdad. Aarón estaba inconsciente, rodeado por un montón de máquinas, lleno de heridas y vendajes y una pierna escayolada. Y todo por mi culpa.
Sus amigos estaban sentados en sillas a su alrededor. En cuanto llegué me miraron los tres. Jonathan y Eduardo enseguida volvieron a mirar a Aarón, pero Marcos no apartó la mirada de mí, una mirada furiosa. Me senté lo más lejos que pude de él, al otro lado de la cama de Aarón. Marcos estaba al lado de la ventana.
- ¿Por qué has venido en autobús? –me preguntó en cuanto me senté.
Mi cara no reflejó más que horros, pero supe reaccionar rápido.
- Tengo el coche en el taller. –le respondí de la manera más natural posible.
- ¿Y eso? ¿Te has dado un golpe?
- No, lo he llevado para que le hagan una revisión de los frenos. Últimamente no funcionan bien.
- ¿Y cuándo te has dado cuenta de eso?
Me di cuenta de que a Jonathan y a Eduardo también les extrañaba que a Marcos le interesara tanto mi coche.
- Deja ya de preguntarle a la muchacha. No creo que sea el mejor momento para hablar del coche.
Suspiré aliviada. Le estaría eternamente agradecida a Eduardo.

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