TUENTI

Queen of Darkness

ALIADOS EN LA OSCURIDAD

martes, 2 de febrero de 2010

Capítulo 16

*NATALIA*
Eran las cinco de la tarde. La fiesta empezaba a las seis. Aún no sabía qué ponerme.
- Natalia, ¿estás ya lista? –me llamó Ana.
- No, no sé qué ponerme.
- Ponte algo atrevido, mujer. –dijo Sara.
- ¿Atrevido? ¿Por qué?
- A ver si ligas, que habrá muchos amigos de Aarón.
- Sara tienes razón… Así puede que te olvides de él.
- Vale, tenéis razón. ¿Qué me pongo?
Sara salió de la habitación y volvió unos segundos después con una minifalda negra y una camiseta roja con bastante escote.
- Toma, ponte esto. Los vas a volver locos a todos.



*MARCOS*
A las seis en punto sonó el timbre y fui corriendo a abrir. Para mi desilusión, y para la alegría de Jonathan, eran tres amigas de Aarón: una rubia espectacular, una morena de escándalo y una pelirroja explosiva, y la que más ropa llevaba parecía que en vez de falda llevaba un cinturón.
“Pero si estamos en noviembre… Al menos que se pongan un abrigo. Bueno, Jonathan parece estar disfrutando. ¿Será para poner celosa a Cristina y que vuelva con él?”
Lo miré y lo tuve claro. No, estaba disfrutando de verdad.

El timbre sonó unas cuantas veces más, hasta que llegó Aarón. Le habíamos dicho que viniera a jugar a algún videojuego, y cuando vio la que teníamos montada casi se puso a dar saltos. El único problema fueron las muletas.

Cuando ya teníamos la casa hasta arriba de gente y pensé que quienes faltaban no aparecerían llamaron de nuevo al timbre. Abrió la puerta Eduardo, pero yo no perdía detalle. Eran ellas. Miré el reloj. Las siete.
- Sentimos llegar tan tarde, pero Natalia no se decidía con la ropa. –dijo Ana mirándola de reojo- Y no recordábamos donde vivíais. Hacía tanto tiempo que no veníamos…
- Sí, es cierto. Podíais venir más a menudo. –dije yo, mientras ellas entraban.
Natalia me buscó con la mirada entre la gente. Yo no dejaba de contemplarla. Sus amigas y ella sí llevaban abrigo, a diferencia de las “chatis” de Jonathan.
Natalia se quitó el abrigo negro y casi me da algo. Debajo llevaba un vestido rojo que marcaba cada curva de su cuerpo. Además era corto y yo tenía calor, mucho calor…

*NATALIA*
Marcos no apartaba los ojos de mí y me di cuenta de que yo tampoco dejaba de mirarle. Estaba guapísimo con unos vaqueros ajustados que le quedaban genial y una camisa púrpura que llevaba entreabierta, pues hacía calor.
La música sonaba y todo el mundo bailaba. Busqué entre los bailarines una melena rubia que no era la del chico que me había invitado, pero no la encontré. Anabel no estaba allí. Me alegré y me relajé.
Mis amigas me agarraron y nos unimos a la gente que se movía al ritmo de la música.
Ignoraba por completo que unos ojos verdes me observaban constantemente.
Bailamos toda la tarde. Bailamos y bebimos.
A las diez ya no nos teníamos en pie del cansancio y nos sentamos en unas sillas que habían colocado lejos de la “pista de baile” para que pudiéramos descansar.
Marcos estaba en un sillón apartado, casi enfrente de donde nos encontrábamos nosotras. Me seguía mirando y vi que me hacía un gesto indicándome que me acercara a él. Atravesé el espacio que nos separaba y me senté junto a él.
- Estás preciosa.
- Gracias. –creo que me sonrojé- Tú también estás muy guapo.
Seguimos hablando y nos tomamos un par de copas más.
Bailamos hasta que el reloj marcó las doce.
- No te tendrás que marchar como Cenicienta, ¿no?
- No, me quedaré todo el tiempo que tú quieras…

No hay comentarios:

Publicar un comentario