TUENTI

Queen of Darkness

ALIADOS EN LA OSCURIDAD

martes, 2 de febrero de 2010

Capítulo 13

*ANABEL*
Eran las siete de la mañana. Había quedado a las siete y media.
Me levanté, dejando a Fran en la cama, desnudo aún. Me vestí rápidamente y salí. No podía llegar tarde o empezaría a parecerme a Verónica.

Llegué a la plaza exactamente a y media, de nuevo en autobús. Mis amigas ya estaban allí.
“¿Habrán ido a casa a dormir? ¡Menuda puntualidad…!”

La hermana de Natalia se me acercó y me dio un gran abrazo.
- ¡Al fin nos vemos! ¿Qué tal está Aarón?
- Cuando me marché anoche estaba en coma. Verónica, me estoy empezando a cansar de esto.
- ¿A qué te refieres?
- A tener que aparentar que quiero a Aarón. Lo único que siento ahora mismo por él es preocupación por su estado. No quiero seguir con esto, no me gusta este juego…
El rostro de Verónica reflejó entonces enfado, mientras que los de mis otras amigas sólo mostraban confusión.
- ¿De qué está hablando, Vero? –quiso saber Ruth.
- Verónica quiere que yo siga con Aarón para que Natalia no pueda estar con él.
- ¿Es eso cierto? –preguntó Lydia, tomándome por loca.
- Vamos, Verónica, díselo. –dije, señalando a mis sorprendidas amigas- Y, cuéntame, ¿por qué quieres hacerle daño a tu hermana? ¿Por qué la odias tanto?
- Ella cree que la quieres y que te has alegrado de su vuelta. –comentó Cristina.
- ¿A que soy buena actuando? Se lo ha tragado todo. Fingí no saber nada de Aarón y aparenté odio hacia Anabel.
- No creo que fuese sólo apariencia.
- ¿Piensas que te odio?
- Sólo me estás utilizando para joder a tu hermana, y ni siquiera sé qué problema tienes con ella.
- ¡Vale! Os lo voy a contar…



*MARCOS*
Hacía doce años que Aarón nos había presentado a Natalia, y la única vez que habíamos hablado con ella había sido para gritarla y sacar un odio que no teníamos motivos para sentir antes de su marcha. Ésa sí era una razón para que nos cayera mal, pero antes tampoco nos caía bien y no teníamos derecho a juzgarla. Nunca nos habíamos propuesto conocerla.
Ahora la descubría verdaderamente, conocía a aquella niña que había jugado con nuestro amigo mientras nosotros la evitábamos. Esa niña había cambiado mucho, estaba realmente guapa a sus recién estrenados dieciocho años. Su melena morena le llegaba a media espalda, sus ojos marrones brillaban con intensidad y me perdía en la profundidad de su mirada, una mirada que coronaba una alta figura de cuerpo espectacular.
Y además de ser preciosa era muy simpática y, en el tiempo que llevábamos hablando, había sonreído varias veces, riéndose de mis tonterías. Sus dientes eran perfectos, de una blancura impactante…
“Marcos, céntrate… ¿Acabas de dejar a tu novia y ahora te pones a pensar en una chica en la que nunca te habías fijado? Recuerda que estáis hablando de destapar a Anabel, no de destaparla tú a ella…”
- ¿Y cada uno de vosotros está con una de las amigas de Anabel? –preguntó, como si me hubiera leído el pensamiento.
- Yo lo dejé ayer con Lydia, justo antes de ir al parque. Antes de encontrarnos contigo.
- ¿Ayer? ¿Tanto tiempo ha pasado?
- Eh… está amaneciendo, Natalia.
- ¡Me encantan los amaneceres! –y salió corriendo hacia la ventana más próxima, en el pasillo contiguo al de la habitación de Aarón, en el que yo me encontraba aún.
Esta chica no dejaba de sorprenderme. Fui andando hacia donde estaba, observando un nuevo comienzo, un nuevo nacimiento del astro rey.
Cuando llegué junto a ella me miró y me sonrió.
Observamos juntos el amanecer. Era la primera vez que lo hacía y me pareció realmente hermoso. Me apeteció hacerlo más a menudo, y con tan buena compañía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario