TUENTI

Queen of Darkness

ALIADOS EN LA OSCURIDAD

miércoles, 17 de febrero de 2010

Capítulo 27

*MARCOS*
Llegué a casa cuando ya era de noche. Entré silbando en el salón, pero pronto se evaporó mi felicidad.
- ¿Qué haces tú aquí? –pregunté.
- Yo también me alegro de verte, cariño. –dijo Lydia mientras se acercaba a mí y me daba un beso en los labios.
- Creía que te había dejado las cosas claras… -dije apartándome de ella, sin disimular mi enfado.
- Todo fue un malentendido… Además, todas las parejas discuten, es algo normal. Pero yo ya lo he olvidado todo, ¿vale?
- Claro, ya te habrás olvidado hasta de cómo se llamaba el capullo con el que me pusiste los cuernos, porque desde entonces ya habrán pasado muchos más por tu cama. Más todos los que hubiera habido antes…
- Pero cariño… Yo no quería…
- ¡No me llames cariño! ¡Y lárgate de mi casa ya!
Se giró y miró a mis amigos, quienes parecían clavados al sillón. Sólo les faltaban las palomitas para disfrutar del espectáculo.
- ¿Nos dejáis a solas, por favor? –les preguntó con una sonrisa que entendieron rápidamente. –Marcos y yo tenemos que arreglar un asunto…
- Mis amigos no se van a ninguna parte. No eres nadie para decirles lo que deben hacer, y menos en su propia casa… Lárgate, Lydia.
- ¿No te estarás enamorando de la mosquita muerta a la que Aarón dio puerta hace tiempo? Lo que me faltaba…
- A ti lo que yo piense o sienta no te importa. Te lo digo por tercera y última vez. Vete de mi casa.
Abrí la puerta para que se fuera. Se acercó y, cuando estaba a punto de salir, me miró.
- Te aseguro que acabarás volviendo a mí… -dijo, haciendo evidente la amenaza en sus palabras.
Salió a la calle y la observé de pies a cabeza antes de cerrar.
Su pelo castaño totalmente liso caía hasta sus hombros, sin formar ni una sola onda y, respecto a su cuerpo, no tenía que envidiar a ninguna modelo. Era espectacular y ella lo sabía, por eso jugaba con todos los chicos a su antojo. Nunca había estado con alguien más de un día, pero pensé que al estar conmigo cambiaría, me engañé por completo. Intentaba no pensar en el número de chicos con los que habría estado mientras estábamos juntos…
- ¡Marcos, que me ha llamado el jefe y mañana nos da el día libre! –gritó Jonathan desde el salón.
Volví con ello.
- Jony, querido, todos los martes los tenemos libres…
Nos reímos y fuimos a cenar fuera. No nos apetecía cocinar.
Aquella noche se me ocurrió algo para el día siguiente.

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