TUENTI

Queen of Darkness

ALIADOS EN LA OSCURIDAD

viernes, 12 de febrero de 2010

Capítulo 26

*NATALIA*
Recordaba que había bebido y me había sentado, cansada de bailar, y Marcos me había pedido que me acercara a él.
Entonces hubo un pequeño salto en mi memoria y vi claramente lo que ocurrió. Yo estaba sentada encima de Marcos y nos estábamos besando sin parar. Él me acariciaba y yo le había desabrochado la camisa, y luego fuimos a una habitación.
De repente la película que se estaba proyectando en mi cerebro, rescatando recuerdos de una borrachera que había acabado en la habitación de Marcos, se terminó. Volvía a ver con los ojos, no con la memoria.
Me separé de Marcos lentamente, y me miró extrañado.
- ¿Qué ocurre? –me preguntó. -¿He hecho algo que te haya molestado?
- No, no es culpa tuya, tranquilo. –me obligué a mirarle a los ojos. –Es que, al estar tan cerca de ti, he recordado lo que ocurrió en la fiesta.
- Por tu reacción me parece que no me equivoqué al suponer lo que había pasado…
- Estaba bastante claro, la verdad. Pero lo he visto como si lo estuviera viviendo ahora mismo, con todo detalle.
Me di cuenta de que no me molestaba recordar aquella noche. Al contrario, me alegraba de poder acordarme de lo cerca que había estado de Marcos.
- Creo que deberíamos irnos a casa o empezarán a preocuparse. Además, la noche comienza a caer sobre la ciudad… -dije sin mucha convicción.
- No creo que se preocupen mucho por mí, pero bueno, vamos.
Nos levantamos del banco y salimos del parque. Caminamos en silencio durante todo el trayecto y no dije nada cuando vi que Marcos no se separaba de mí para tomar el camino hacia su casa.
Llegamos al edificio en el que se encontraba mi piso y entramos en el portal.
- Gracias por acompañarme. –le sonreí.
- No tienes que agradecerme nada. Ha sido un placer.
- ¿Quieres pasar?
- Me gustaría, pero creo que tienes razón, debería irme a casa. No saben estar sin mí.
Nos reímos y vi que poco a poco se acercaba a mí. Yo no se lo impedí, por lo que enseguida estuvimos unidos en un cálido abrazo.
- No quiero irme, pero le dije a Edu que no tardaría y llevo mucho tiempo fuera de casa. –me susurró al oído. –Pero por mí me quedaría así mucho tiempo. Pegado a ti.
Noté el calor llegando a mis mejillas y suspiré. Nos separamos poca distancia y me dio dos besos en las comisuras de los labios, rozándome con la perilla y dejándome con las ganas de un beso de verdad entre nosotros.
Se separó totalmente de mí y me mostró una sonrisa encantadora justo antes de salir del portal.
Subí los seis escalones que separaban la calle de mi casa y cuando entré me encontré a Ana sonriendo y a Sara interrogándome sin necesidad de pronunciar palabra alguna.
- Estábamos preocupadas por ti. –dijo Ana, sin poder disimular que habían estado cotilleando detrás de la puerta.
- Sí, seguro…
- Bueno, ¿nos vas a contar qué hacías con Marcos? ¿Ahora vas a por él? –Sara empezaba un interrogatorio del que únicamente me libraría un milagro.
- Esa sonrisa algo querrá decir… -comentó Ana.
Cuando le iba a contestar mi móvil comenzó a sonar. Era un número desconocido.
- ¿Diga?
Mi sonrisa desapareció enseguida, sin dejar apenas rastro.

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