TUENTI

Queen of Darkness

ALIADOS EN LA OSCURIDAD

martes, 2 de febrero de 2010

Capítulo 1

Me llamo Natalia y mi historia empieza cuando tenía seis años y vivía con mis padres y mi hermana en Sevilla. Nos iba bastante bien, al menos eso creía yo hasta que mis padres nos dijeron que se separaban.
Mi madre se marchó a Madrid, donde vivía mi abuela, y se llevó con ella a mi hermana Verónica, que por entonces tenía cuatro años. Yo me tuve que quedar en Sevilla con mi padre, y eso que mi madre sabía que nunca nos habíamos llevado bien, pero habían decidido quedarse cada uno de ellos con una de nosotras y pensaron que lo mejor sería que la pequeña estuviese con su madre. Al principio me puse muy triste porque no quería separarme de Verónica, pero después me enteré de que iría a Madrid durante las vacaciones de Semana Santa, Navidad y verano. Estábamos a finales de mayo, por lo que faltaba poco para que estuviéramos juntas durante tres meses.

Al fin llegó el día de la entrega de notas en el colegio. Nada más salir, mi padre me llevó en coche a Madrid. No hablamos nada durante el camino, ni tampoco lo habíamos hecho en los días que habíamos estado solos; mi padre me ignoraba y era como si yo no existiera, pero al menos me alimentaba, que era lo único que necesitaba de él.

Cuando llegué a Madrid y me encontré con mi hermana me dio un abrazo tan fuerte que, aunque tenía la fuerza de una niña de cuatro años, me hizo daño. Pero no me importaba, porque era mi hermanita y ese último mes lejos de ella había sido muy duro. La había echado mucho de menos.
Comimos en casa de mi abuela y, por la tarde, nos llevó a un parque que había cerca de allí. Cuando llegamos Verónica vio a sus compañeros de clase y se fue a jugar con ellos, y yo me fui a los columpios sola.

Llevaba un rato columpiándome cuando se me acercó un niño, que parecía algo mayor que yo. Le observé durante un momento mientras él hacía lo mismo conmigo. Era más alto que la mayoría de los niños que había conocido, tenía el pelo moreno un poco largo y unos ojos verdes muy bonitos. Era bastante guapo.
Cuando vio que había dejado de estudiarlo me dijo:
- Te veo muy sola. ¿Quieres venir a jugar conmigo y mis amigos? Son esos de allí.
Miré donde me señalaba y vi a tres niños que me miraban mal. No parecían muy contentos ante la posibilidad de jugar conmigo. Sonreí al que se me había acercado y acepté.
- ¿Cómo te llamas? –me preguntó mientras caminábamos hacia donde estaban sus amigos.
- Me llamo Natalia, ¿y tú?
- Yo soy Aarón. No eres de por aquí, ¿verdad?
- Pues no, soy de Sevilla, ¿lo dices por el acento?
- Sí, -me sonrió- suponía que serías del sur. A mí me gustaría ir allí, pero mi madre no quiere.
Nos encontramos con sus amigos y Aarón hizo las presentaciones. Se llamaban Marcos, Jonathan y Eduardo y eran un año mayores que yo, igual que él.
Parecía que creían haber tenido suficiente contacto conmigo para una temporada, ya que se fueron a jugar lejos y nos quedamos Aarón y yo solos.

Cuando volví a casa me di cuenta de que quería volver a ver a Aarón para jugar con él y conocernos mejor. Me había caído muy bien, aunque no podía decir lo mismo de sus amigos.

Todas las tardes, después de comer, mi hermana y yo íbamos al mismo parque con nuestra abuela y Aarón siempre estaba allí. Me gustaba mucho verle sonreír al darse cuenta de que había llegado. Nos lo pasábamos tan bien jugando que el verano se me pasó volando. Estaba deseando verle en Navidad.

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