TUENTI

Queen of Darkness

ALIADOS EN LA OSCURIDAD

viernes, 14 de mayo de 2010

Capítulo 43

*MARCOS*

Llevaba media hora intentando hablar con mi novia, pero no cogía el teléfono. Mi desesperación iba en aumento mientras Jonathan se burlaba de mí.

- Te he dicho que estará dormida, Marcos, déjala tranquila.
- No creo que esté dormida, se suele levantar cuando Ana y Sara se marcan, estoy seguro.
- Bueno, tal vez haya decidido quedarse más tiempo en la cama. No te preocupes.
- ¿Que no me preocupe? ¿Y si le ha pasado algo?

*JONATHAN*

Y volvió a llamar una y otra vez, hasta que finalmente soltó el teléfono. Pensé que lo dejaría correr, pero me equivocaba. Se puso la cazadora y cogió las llaves del coche.

- No pienso estar aquí fingiendo que trabajo mientras estoy preocupado por mi novia.

Me reía de él únicamente por la cara que ponía, pero no porque me hiciera gracia la situación. Yo también comenzaba a darle vueltas a la cabeza. Marcos tenía razón en lo de que Natalia se solía levantar pronto, y ya eran cerca de las once. Algo no estaba bien, pero no le dije nada a mi amigo, pues ya estaba suficientemente preocupado.

- Está bien, vete. No creo que venga el jefe, pero si viene le diré que estás haciendo un encargo, o algo así.
- Gracias tío. Espero tardar poco. Sólo quiero asegurarme de que está bien.

*NATALIA*

No sabría describir lo que estaba sintiendo en ese momento. Las caricias de Aarón, sus besos, el calor que sentíamos, la pasión de nuestros cuerpos desnudos, nuestras respiraciones aceleradas… Todo ello formaba un ardiente cóctel que parecía unirnos como el mejor de los adhesivos.
Siempre había soñado con esa situación: Aarón y yo entre las sábanas uniéndonos en una danza de placer y deseo.

Un rato después, exhaustos, reposamos sobre el colchón. Apenas nos despegamos y Aarón no cesó de acariciarme mientras me abrazaba contra su pecho. Alcé la cabeza, le besé el cuello y después los labios.

Nuestros labios seguían uniéndose cuando algo nos interrumpió. Otra vez el estruendoso sonido del timbre.
Posé un dedo sobre la boca de Aarón, pidiéndole silencio y escuché atentamente. Entre timbrazo y timbrazo oía una voz que pronunciaba mi nombre. Presté más atención y el pánico invadió mi cuerpo.

- Marcos… -pronuncié casi sin producir sonido.

Empujé suavemente a Aarón para que se levantase de la cama.

- ¿Ahora te importa lo que piense Marcos? –me susurró.
- Te recuerdo que es mi novio.
- Y yo te recuerdo que te acabas de acostar conmigo.

Le lancé una mirada suplicante que entendió a la perfección. Cogió toda su ropa y se metió en mi armario.

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