TUENTI

Queen of Darkness

ALIADOS EN LA OSCURIDAD

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Capítulo 51

*NATALIA*

Tras pensar durante mucho tiempo, finalmente me vestí. Estaba a punto de marcharme, con la intención de que el aire me despejara un poco, cuando llamaron al timbre.

Abrí sin descolgar el telefonillo, pero me asomé a la mirilla para ver quién subía las escaleras. Antes de abrir la puerta del piso, lo medité unos instantes, pero decidí dejarle pasar, pues suponía que tenciones no eran malas

- Hola Natalia.
- Hola. Pasa.

Entré en el comedor y ella me siguió.

- ¿Te encuentras bien? –me preguntó al ver mi expresión.
- No mucho, la verdad. ¿A qué se debe esta… visita?
- Tu hermana sabe lo que ha pasado aquí esta mañana.

Aquello me llegó como si se tratase de un dardo que se me hubiera clavado. Me senté junto a Anabel y la miré.

- ¿Y qué es lo que quieres tú?
- Venía a contarte algo que creí que podría interesarte, pero veo que no es buen momento. –dijo levantándose.
- No, por favor, dímelo. Lo siento, es que no estoy muy bien…
- Quería advertirte sobre tu hermana, Natalia. En cuanto se ha enterado de lo que has hecho ha ido a contármelo.
- ¿A ti? Pero…
- De eso quería hablarte. Tu hermana y yo somos… amigas, por así decirlo. Al menos lo éramos. Cuando vine a vivir a Madrid ella me aceptó enseguida, y después hizo lo mismo con mis amigas.

Recordé en ese momento lo que había hablado con Lydia unos días antes de Navidad.

**

- Eres una de las amigas de Anabel…
- ¿Sólo de Anabel?

**

Todo encajaba… Anabel, Lydia, Ruth y Cristina eran amigas de Verónica.

- Me contó que estaba loca por un chico que no le hacía caso porque era el novio de su hermana y me pidió que me acercara a él. Cuando se enteró de que no ibas a volver vio su oportunidad, pero tuve que ser yo quien se debía ligar a ese chico, pues a ella la seguía ignorando. –continuó.
- Aarón, ¿no?
- Sí, Aarón. Lo que Verónica quería era que, si no podía estar ella con Aarón, tú tampoco debías estar con él. Prácticamente estaba a sus órdenes y movía mis hilos a su antojo.
- ¿Y tú se lo permitías?
- Me robó a mis amigas y no quería quedarme sola. –se ruborizó –No debí consentírselo… Yo no quería a Aarón, pero ella prefería que estuviera conmigo antes de que estuviera contigo… Hoy se creía que yo seguía con él, por eso ha ido a contármelo enseguida, y no me extrañaría que ahora se lo estuviera contando a alguien más… Por ejemplo, a Lydia.
- ¿A Lydia? Ella se lo contará a Marcos…
- Siento decírtelo así, pero tú te lo has buscado. Al hacer lo que has hecho te arriesgabas a perder a Marcos.
- Y a Aarón…

Me sonrió.

- No creo. Puede que Aarón esté enfadado contigo, es normal, porque creía que tenía nuevas posibilidades contigo y luego ha visto lo que ha visto y… Pero lleva años enamorado de ti, eso no lo va a cambiar nada ni nadie.
- ¿Y crees que Marcos no me quiere? –pregunté con tristeza –Porque parece que piensas que es más fácil que pierda a Marcos que a Aarón, como si mi novio no me quisiera…
- Claro que te quiere, pero no es lo mismo. Creciste junto a Aarón y siempre os habéis querido, aunque tardaseis en daros cuenta. Yo llegué más tarde, y he oído distintas versiones, pero todas coinciden en ello. Nadie puede hacer nada al respecto.
- Pero Marcos es mi novio…
- Sí, un novio que empezó a hablarte hace unos pocos meses, pero siempre te había despreciado incluso sin conocerte. No niego que te quiera, pero si se entera de lo de esta mañana no va a reaccionar como Aarón. Además, él sabe mejor que nadie lo que hay entre Aarón y tú y lo va a tener que asumir pronto.
- ¿Por qué me dices todo esto? ¿Desde cuándo te importa lo que me pase a mí? No es que no te agradezca tus palabras, pero me resulta raro.

Se giró hacia mí y me miró fijamente. Su sonrisa se había ampliado. Era una sonrisa cálida y amistosa. Realmente Anabel era muy guapa, aunque yo nunca lo hubiera querido ver por su relación con Aarón.

- No tengo nada contra ti, Natalia. Además, me he cansado de las tonterías de tu hermana, ahora voy a hacer lo que yo quiera.
- Eso es lo que deberías haber hecho desde el principio…
- Eso pienso yo. –miró la hora –Me marcho, tengo cosas que hacer.

Nos despedimos y se fue. Ya no me apetecía salir a dar una vuelta, lo único que quería era reflexionar sobre lo que habíamos hablado. Seguramente Anabel tenía razón. Marcos era muy diferente a Aarón, era imposible que reaccionase igual. Nuestra relación se terminaría en cuanto él se enterase de todo.

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