TUENTI

Queen of Darkness

ALIADOS EN LA OSCURIDAD

lunes, 1 de noviembre de 2010

Capítulo 50

*LYDIA*

Tras pasar por la librería y hablar con Eduardo y Sara para preguntarles dónde solía comer Marcos, me encaminé hacia allí. Era un restaurante que se encontraba a un par de calles de donde ellos trabajaban, por lo que no tardé ni cinco minutos.

Antes de entrar miré por el amplio cristal de la puerta del local, y le vi al fondo, riéndose con Jonathan. Entré y paré junto a ellos, que dejaron de hablar y me miraron.

- ¿Qué haces aquí?
- ¿Puedo sentarme?

Marcos iba a decir algo, pero Jonathan se lo impidió con un gesto y adelantándose a sus palabras.

- Claro, mujer, siéntate. ¿Quieres algo?
- No, gracias, sólo he venido a contarle una cosa a Marcos…
- Habla rápido y vete pronto. –replicó el aludido.
- He recibido la visita de Verónica y me ha contado que te ha visto salir del piso de Natalia y, un rato después, a Aarón. Por lo visto estaba con él cuando llegaste tú. –dije sin dar rodeos.

Ni siquiera Jonathan, la persona más alegre que conocía, dijo nada. Los dos continuaban mirándome como si esperaran algo de mí, pero yo sabía que no eran necesarias más palabras en aquel momento.

La reacción de Marcos no me sorprendió, en realidad me lo esperaba. Se levantó de la silla y salió enseguida del restaurante, con una cara que no expresaba ningún sentimiento agradable.

Jonathan le siguió con la mirada hasta que desapareció.

- ¿Por qué lo has hecho?
- Ya sabes lo que dicen, Jony, en el amor y en la guerra todo vale.
- ¿En este caso de qué se trata?
- Un poco de las dos cosas. –me reí.


*ANA*

Salí de la guardería a la hora de comer y con intención de ir a buscar a Sara y Eduardo para reunirnos con Marcos y Jonathan en el restaurante. Iba caminando por la calle cuando este último me paró.

- Se ha montado una buena… -me dijo.
- ¿Qué ha pasado?
- En resumen, Natalia se ha acostado con Aarón, luego con Marcos, Verónica se ha enterado, se lo ha dicho a Lydia y ella no ha tardado nada en buscar a Marcos para contárselo.
- ¿Y Marcos dónde está?
- Pues no lo sé. Se fue muy enfadado del restaurante y no sé dónde ha ido. Hay dos opciones…
- A por Aarón o a por Natalia… -susurré.
- Exacto.


*AARÓN*

Habían pasado unos quince minutos y aún seguía en el mismo lugar, en la misma posición y sintiéndome de igual manera. No podía creerme lo que había ocurrido, aquello no podía ser real…

Conseguí fijar la mirada tras pasar un rato con ella perdida, mirando a la nada. No tenía claro qué hora era exactamente, pero el timbre sonó. Apenas me había dado cuenta de ello y ya se había abierto la puerta, por lo que supuse que mi madre habría llegado, aunque no me había enterado de cuándo.

Sentí que alguien entraba en el salón y levanté la cabeza. Era Marcos y venía hacia mí con cara de pocos amigos.

- No me apetece hablar con nadie, y menos contigo.
- Pues a mí sí me apetece hablar.

Me agarró de la camiseta y me levantó del sofá. En cualquier otro momento me habría defendido de buena gana, pero aún estaba en estado de “shock”. Tampoco pude devolverle el puñetazo que me volvió a sentar.

- ¿No tienes nada que decirme, Aarón?
- No soy yo quien te ha puesto los cuernos.
- Entonces lo admites, ¿no?
- ¿Acaso lo dudabas? Si tuvieras alguna duda habrías preguntado primero en vez de atacarme.
- Bueno, de todas maneras te debía un puñetazo…
- ¿Y todo esto por qué me lo cuentas a mí? Creo que tu mayor problema es que tu novia te ha engañado conmigo, vete a hablar con ella.
- Métete en tus asuntos, Aarón. Natalia volvió por ti y tú la rechazaste, así que ahora no vengas cambiando de opinión.

Antes de que me pudiese dar cuenta recibí otro puñetazo, más fuerte que el anterior, y Marcos se marchó.

El portazo hizo que mi madre apareciese en el salón y me viera tirado en el sofá con la cara llena de sangre, la mayoría proveniente de una ceja partida, además de la que me salía de la nariz. Además sentía hinchados el pómulo y el párpado que habían recibido los golpes. Entre la sensación que me invadía desde la marcha de Anabel y la pérdida de sangre que me había ocasionado Marcos me sentía totalmente desorientado y no me enteré de que mi madre había parado la hemorragia y me había tapado la herida de la ceja.

1 comentario:

  1. Llevo meses enteros mirando el blog para ver si subías nuevos capítulos. Me alegra ver que por fin has subido uno nuevo ^_^
    Pero ve subiéndolos más seguidos si no te importa, se hace pesado mirar todas las semanas para ver si hay algo nuevo,sin éxito alguno.

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