TUENTI

Queen of Darkness

ALIADOS EN LA OSCURIDAD

sábado, 10 de abril de 2010

Capítulo 38

*ANABEL*
Habían pasado dos semanas desde que había llamado a Aarón. Me había dicho que cuando volviera iría a mi casa, por lo que supuse que seguía fuera. Pero ¿dónde? Decidí ir a su casa a preguntárselo a su madre.
Ya tenía mi coche en el garaje, arreglado, por lo que tardé muy poco en llegar.
Llamé al timbre y, para mi sorpresa, me abrió mi novio, quien parecía decepcionado de verme allí.
Se apartó de la puerta para dejarme pasar y fue entonces cuando me di cuenta de que su pierna ya no tenía escayola.
Pasamos al salón en silencio y nos sentamos.
- ¿Por qué no has ido a verme? –pregunté al fin.
- No me apetecía…
Aquellas palabras me hicieron verdadero daño, aunque yo juraba que no sentía nada por él.
- ¿Ya no me quieres? –quise saber.
- ¿Quieres que te sea sincero?
Asentí en silencio y esperé.
- Está bien… Nunca te he querido, Anabel. Sólo estaba contigo porque pensé que me ayudarías a olvidar a Natalia, pero no ha funcionado.
- Si no ha funcionado no ha sido por mi culpa, sino porque ella ha vuelto.
- Ya lo sé, pero si la hubiera olvidado no habría sentido nada al volverla a ver. Mis intentos no han servido de nada.
- Aarón… Ya que tú has sido sincero, yo también voy a serlo…

*LYDIA*
Eran las cuatro de la tarde cuando me separé del chico que llevaba todo el día en mi cama. Ni siquiera recordaba su nombre, pero nos lo habíamos pasado bien.
Me vestí mientras sus ojos recorrían mi figura y él me pedía que volviera a su lado, tentándome con voz susurrante e insinuantes caricias. Le prometí que volvería cuando hubiese solucionado cierto asunto.
Le pedí prestado a Ruth su coche y enseguida llegué a mi destino. Verónica me había asegurado que su hermana había vuelto.
La puerta del portal estaba abierta, por lo que sólo tuve que llamar al timbre del piso.

Me abrió la puerta una de las amigas de Natalia, quien me permitió pasar sin hacer preguntas y me indicó cuál era su dormitorio, al que entré sin llamar.
Natalia se sobresaltó al verte traspasar su puerta, pero no dijo nada.
- Hola, ¿sabes quién soy? –le pregunté.
- Sí, una de las amigas de Anabel, ¿no?
- ¿Sólo de Anabel? Bueno, sí… Me llamo Lydia y soy…bueno, era la novia de Marcos hasta que tú lo fastidiaste todo.
- ¿Yo? ¿De qué me estás hablando?
- No te hagas la inocente. Marcos me dejó por tu culpa.
- Creo que la razón de vuestra ruptura fue que eres una buscona y él te pilló con otro, y no estabais hablando precisamente. –dijo en tono burlón.
- ¡Marcos es mío! ¡Aléjate de él o te arrepentirás!
Entonces alguien me agarró cuando estaba a punto de lanzarme contra Natalia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario